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El libro de Warisata es una lectura obligatoria para postulantes a las escuelas superiores de formación de maestras y maestros, como también para estudiantes de las normales.
WARISATA
La Escuela – Ayllu
Colección Pedagógica Plurinacional
La Colección Pedagógica Plurinacional está destinada a contribuir al desarrollo del pensamiento y la acción educativa bajo un horizonte de cambio y de Revolución educativa en Bolivia, a partir de reflejar la pluralidad del pensamiento y hacer pedagógico, presentando reflexiones y estudios que coadyuven a la consolidación del nuevo Modelo Educativo sociocomunitario productivo y el actual proceso de implementación del currículo así como todo el conjunto de políticas educativas que van emergiendo como parte de este proceso de cambio en la educación.
Prólogo a la Primera Edición
Las luchas por la emancipación humana tuvieron en Warisata un momento de gran fulguración. No fue creada esta Escuela por un espíritu altruista o filantrópico, sino que nació como un instrumento de liberación de las masas indígenas de Bolivia en la lucha contra el régimen de la servidumbre, y como tal, despertó altos ideales lo mismo que profundos enconos, y si inició en las indiadas potente eclosión social, movilizó también, por contraste, a todas las fuerzas hostiles que se oponen a una obra de esta clase.
La Escuela de Warisata fue fundada el 2 de agosto de 1931 por Elizardo Pérez y Avelino Siñani. Diez años más tarde la obra había sido salvajemente destrozada por la barbarie feudal, saqueadas las escuelas, perseguidos los maestros, escarnecidos los indios. Pero entretanto se había forjado en el país todo un movimiento ideológico alrededor del llamado problema del indio, el cual se sitúa desde entonces en sus verdaderos alcances económicos, sociales y culturales.
A una obra de esta clase le faltaba su historia, y Pérez se decidió, al cabo, a escribirla: estaba en deuda con los indios de Bolivia, a quienes tenía que dejar este relato, testimonio de una época heroica donde el despliegue de energía y valor llegó a hazañosas altitudes. Este es un libro sencillo, aunque pleno de dramatismo, con el cual se aclara la génesis, desarrollo y destrucción de las escuelas indigenales bolivianas. No se trata de una obra de pedagogía: mucho más que eso, es un documento de lucha, una requisitoria de sabor acremente humano, libro donde, veinte años después, se hace justicia a los hombres que edificaron las escuelas y se señala a los culpables de su destrucción. Sea el lector, como instrumento de la historia, quien dé su veredicto final.
Elizardo Pérez inicia su libro con la reproducción de un artículo titulado “Warisata mía”, publicado en el diario “La Calle”, de La Paz, en febrero de 1943. Se trata de una página ardiente, constancia viva y patética de las luchas de aquella época, y la cual, en mérito a su sinceridad, viene a ser el prólogo apropiado para este libro.
Prólogo a la Segunda Edición
El debate iniciado por Elizardo Pérez en 1931, con la fundación de la Escuela de Warisata, ha cobrado insospechada vigencia en los últimos años. Así lo prueba la abundancia de artículos y reportajes de prensa, radio y televisión, conferencias, cursillos, simposios, coloquios, seminarios y hasta libros. Es evidente un cambio en la actitud del público y los estudiosos; parece haber cesado la indiferencia que rodeaba la obra de Warisata, para dar lugar a un deseo cada vez mayor de información dado que el consenso general es que se trató de una experiencia que puso al país a la vanguardia de las demás naciones del continente en cuanto al problema de la educación pública. Señalemos algunos aspectos que, según ese nuevo interés, parecen ya definitivamente aclarados respecto a las ideas del ilustre maestro.
Dos referencias ya están probadas por la historia; la primera, que el entonces llamado “problema del indio” era un problema económico, social, político y cultural; la segunda, que no se puede educar a un estrato de servidumbre, sin plantear al mismo tiempo un condicionamiento libertario.
La proyección de esos criterios es incontestable: Warisata había puesto en tela de juicio la naturaleza del Estado, y por consiguiente, había adoptado una posición claramente política. No hacía sino revelar una verdad que, como la cara de la Medusa, nadie quiere mirar, y que se refiere a la naturaleza política de la educación pública en general; sólo que, en tanto la escuela oficial la oculta, Warisata la proclama abiertamente; porque aquella es resultado del régimen dominante, contribuye a su perpetuación como uno de sus principales instrumentos de dominio; y ésta lo cuestiona, lucha por el cambio del sistema, adopta una posición revolucionaria.
Forjado el instrumento ideológico, Warisata canaliza los nunca extinguidos anhelos libertarios del indio y los convierte en movimiento nacional, antecedente decisivo para la revolución de abril de 1952 y la reforma agraria de 1953. Este aspecto es aún polémico y debe ser objeto de investigaciones para patentizar sus hechos y resultados objetivos.
Podemos citar tres casos: las movilizaciones de masas de Ucureña, Cliza y Vacas (1936 – 37); Caiza “D” (1940) y Warisata (1947).
También ha pasado al conocimiento general la forma de gobierno comunitario adoptada por Warisata con el nombre de Parlamento Amauta, que revitalizó la antigua “ulaka” aymaro – quechua, donde el indio recupera su derecho a hablar acerca de su propio destino y que, como supremo nivel de decisión, se convierte en el más eficaz mecanismo de organización, trabajo y control, y no únicamente en la escuela, sino en toda la zona de su influencia.
Son igualmente conocidas las formas de rescate de la institución primigenia del ayllu, que la escuela utilizó con notables resultados: el ayni, la mincka, el tupu, la sayaña, la aynocka y la jatha, referidas al trabajo colectivo y al uso de la tierra por la comunidad; las cuales dan sentido original a la escuela, la integran a su entorno social como su vivencia natural, la obligan a salir del recinto escolar para extenderse a toda la comunidad, con la cual se identifica, a la que conduce y orienta; de donde, a su vez, partiría la concepción de “escuela productiva”, en todo superior a la mera “escuela del trabajo”; forma de escuela que es la apropiada a un país pobre y que –atendiendo al conflicto social– devuelve a la
comunidad el derecho de educar que le usurpa el Estado.
Es por lo tanto muy justo que a Warisata se la haya llamado “la escuela ayllu”, que engloba todas aquellas concepciones, y que al vertebrarse en la antigua “marca” dan lugar a la creación del “núcleo escolar” adoptado por gran parte de los países latinoamericanos.
La escuela–ayllu tiene sus fundamentos en el taller y el sembrío, siendo abundantes las referencias que Elizardo Pérez da al respecto en su libro; lo que se complementa con la enseñanza en aula, mediante un currículum simplificado, no impuesto por la ciencia pedagógica oficial, sino brotado de las necesidades mismas del trabajo; de donde Warisata, apartándose de toda tradición, reduce el tiempo de escolaridad a solamente nueve años, con las secciones elemental, vocacional y profesional –aparte del jardín infantil– a lo que se agregaba dos años de la sección normal, culminación del concepto de “escuela única”. Esa misma naturaleza de la escuela, empresa donde se restaura la vida, obligó, pero sin imposición alguna, a suprimir horarios, exámenes y vacaciones; aspectos todos los menos comprendidos porque es difícil aceptar que una escuela se hubiera atrevido a transformar tan radicalmente las normas consagradas.
El público está igualmente informado de que en Warisata se practicaba la educación por el arte, para el desarrollo del potencial espiritual y mental del niño, y se cumplía la trilogía del ama sua, ama llulla y ama kella, a la que se agregó la filosofía del ma chchamaki, o sea, el esfuerzo supremo, pujante y sostenido, virtudes ante las cuales ninguna empresa era imposible.
Asimismo, el rescate de las tradiciones culturales en las artes plásticas y populares, la música, la danza y la literatura, sobre la base del cultivo natural del lenguaje, que en Warisata nunca fue un problema porque la alfabetización y el bilingüismo se correspondían con el propio desarrollo de la comunidad, que es lo que no sucede con los planes oficiales de alfabetización, tan forzados, costosos y ajenos a las vivencias nativas. Todo lo que permitió, y por primera vez en Bolivia, sentar las bases de una identidad patria y luchar contra la alienación cultural.
El examen de este rico venero de todo lo que se hizo y proyectó en Warisata no sería completo si no se estudiaran las condiciones que determinaron su aparición, las circunstancias que permitieron su vigencia por nueve años –de 1931 a 1940– y las causas de su destrucción, así como el estudio de las nuevas relaciones sociales en las que podría ser restaurada. Mientras tanto, sepamos persistir en la acción y mantengamos la fe en el porvenir.
Porque, finalmente, no importa que su obra no puede ser reedificada; lo que importa es su lección permanente de rectitud y sabiduría, de valor y desinterés, que constituyen ejemplos cimeros para los pueblos y las generaciones, sobre todo en esta hora en que el país parece desmoronarse ante la invasión humillante de la estulticia, la rapacidad y la corrupción.
Avelino Siñani creó una escuela en 1919. Años después, Siñani conoció al profesor Elizardo Pérez, que había sido enviado por el gobierno boliviano para trabajar en la región. Unidos por una misma visión, comenzaron la tarea de construir un escuela para Warisata.
WARISATA: LA ESCUELA - AYLLU | 2015 | |
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AUTORÍA: | Bolivia. Ministerio de Educación , Pérez Elizardo | |
PÁGINAS: | 506 páginas | |
TAGS: | Historia de la educación, Warisata, Avelino Siñani, Elizardo Pérez | |
TYPE: | Digital | |
COLECCIÓN: | Colección Pedagógica Plurinacional: Serie Clásicos | |
PROCEDENCIA: | Ministerio de Educación | |
TIPO: | PDF -Ministerio de Educación | |
DEPÓSITO LEGAL: | 4118013 PO | |
LUGAR DE PUBLICACIÓN: | La Paz | |
Enlace de la Pagina: | http://urrhh.minedu.gob.bo/biblio/book/58276 |